sábado, 21 de mayo de 2011

Un sueño

Desde que estoy en esto de las motos he conocido a cantidad de gente, la mayoría gracias a Internet, a muchos de ellos los puedo llamar amigos, a muchos otros, aún no los he visto en persona y sin embargo ya me han dado muestras de ese compañerismo que se vive en este mundillo. Un compañerismo que atraviesa la pantalla del ordenador y te hace sentir el aprecio de quien escribe al otro lado.
Hemos compartido risas, experiencias, la alegría por quien estrena nueva moto o aprueba el carnet  y también tristezas, como la de algún compañero que nos dejó.
Hemos compartido rutas, fiestas, llenamos los foros de fotos que dan fe de encuentros entre internautas unidos por una misma pasión, las motos.
Puedo presumir con orgullo de tener amigos en casi todo el país, aunque como digo, a algunos solo los haya visto en fotos.

Una idea me está rondando la cabeza desde hace meses y desde mi último viaje mucho mas aún. Me gustaría recorrer el país entero en mi moto, tomarme una cerveza con todos esos amigos que tengo repartidos por la geografía nacional y hacerme una foto con cada uno de ellos para poder colgarla en este blog.

 Como cualquier proyecto, este necesita una planificación, un presupuesto y algo que me sobra, mucha ilusión, de momento es solo eso, un sueño.

sábado, 7 de mayo de 2011

La motera 3ª parte

La seguí hasta el bar, caminaba detrás sin poder dejar de mirarla, de admirar su figura, la forma de sus piernas y por supuesto su culo, era inevitable,  incluso su modo de andar me atraía. Cuando se quitó el casco dejó libre su largo y ondulado pelo negro, lo que le daba un aspecto aún mas salvaje, como una guerrera de cómic salida del mas morboso de los relatos. Llegamos a la terraza del bar y aún no había podido verle la cara, pero estaba a punto de hacerlo.

Se dirigió hacia una de las mesas de la entrada y  eligiendo una de las cuatro sillas me miró dibujando la sonrisa mas bonita que yo había visto hasta ese momento.
- ¿Te parece bien aquí?. Preguntó
Solo atiné a responder, o mas bien a balbucear.
- Si

Nos sentamos y pedimos un par de cervezas.
- Háblame de tu moto. Me dijo con ese acento extraño que yo no lograba ubicar.
- ¿que quieres  saber?.
- Todo, es muy bonita.
Como todo motero me sentí halagado, así que le conté todo lo que se suele contar entre compañeros de afición, modificaciones, kilómetros, viajes...

No sé cuanto tiempo estuvimos hablando, ella hacía preguntas que yo respondía encantado, pareció impresionada cuando le expliqué el modo en que había conseguido el sonido ronco de los tubos de escape.

Iríamos por la tercera o cuarta cerveza cuando ella miró con sutileza su reloj y yo captando la indirecta fui a pagar las copas.
Me acerqué a la barra y desde allí vi como ella escribía en la pantalla táctil de algún aparato electrónico que previamente había sacado de su chaqueta. Cuando regresé a mi asiento deslizó  hacia mí un sobre cerrado.
- Espero que sea tu número de teléfono. Le dije bromeando, pero deseando que realmente lo fuera.
- No, me respondió, Es una notificación
Sin entender nada y un poco nervioso por la repentina seriedad en su voz, le hice la obligada pregunta
- ¿Notificación?
- La notificación de la denuncia, o si prefieres llamarlo de otro modo, de la multa
- ¿pero que dices?. Volví a preguntar leyendo lo que efectivamente parecía una multa de tráfico.
Ante mi cara de asombro, me habló de un modo mecánico.
- Soy el prototipo FDA de la dirección general de tráfico, estoy diseñada para recavar información y sancionar. Te he denunciado por  modificar ilegalmente la motocicleta y por circular peligrosamente entre vehículos. En breve procederán a la retirada de la moto porque además de estar prohibido circular con el sistema de escape trucado, te has bebido tres cervezas y superas el límite de alcohol en sangre permitido.

Sin dar crédito a todo lo que había soltado por la boca ese artefacto con aspecto angelical, vi como dos agentes subían mi moto a una grúa y antes de que pudiera impedirlo una fuerte sacudida eléctrica me dejó inmovilizado. La voz metálica del engendro dijo.
- El proyecto FDA está pensado para tener un contacto mas cercano y amable con el usuario. Gracias por tu colaboración.

Se subió a su moto, se colocó de nuevo el casco y antes de irse dijo
- Recuerda... no podemos conducir por ti







martes, 3 de mayo de 2011

Una lotería

No pensaba escribir sobre esto pero aún tengo el susto en el cuerpo y necesito desahogarme. Nunca he pasado tanto miedo sobre la moto como hoy, ni siquiera el día que tuve el accidente.

Volvía a casa por la carretera de siempre, dos carriles para cada sentido sin arcén y poco tráfico. La zona está de obras por que estan construyendo un nuevo acceso al aeropuerto. Todavía no sé en que momento el conductor del vehículo que venia de frente decide cambiar de sentido allí mismo, invadiendo mi carril y se da cuenta que no tiene espacio para hacerlo por lo que se queda en medio, cortándome el paso.
En un segundo he pensado que si frenaba me iría al suelo a causa de la arena de la obra(se ve que aprendí la lección), así que con la sangre fría que he sacado, no sé de donde, he metido la moto, en el espacio que quedaba  entre el coche y el camión que venia detrás de este, rozando con la defensa el paragolpes del primero. Milagrosamente no he acabado en el suelo.

Me he detenido unos metros mas adelante, temblando, reponiéndome del susto y llenándome de ira por momentos. He esperado a que el individuo, que ya había conseguido hacer su tan deseado cambio de sentido se acercara, se lo ha pensado, ha tardado en venir pero no le quedaba mas remedio que pasar por donde yo le esperaba tan nervioso que no atinaba a bajar la pata de cabra de la moto.

Se ha parado a mi lado, ha bajado la ventanilla y a su lado he visto a una chica, pálida, asustada. El conductor también bastante acojonado me ha hablado en francés y aunque no hablo el idioma de napoleón, si he entendido que se disculpaba. Sin poder evitar ser vulgar le he dicho.
- Espero que entiendas que te estoy llamando hijoputa
El se ha vuelto a disculpar y con un gesto le he dicho que se fuera.
Me he quedado allí, sin poder parar de temblar, pensando en lo poco que habia faltado para darme un buen golpe.

Curiosamente, unos minutos antes me quejaba de mi poca fortuna al comprobar que no tenia premiado mi boleto de la lotería, ahora ya no pienso lo mismo.

domingo, 1 de mayo de 2011

La motera, 2ª parte

Aquella mujer me había sorprendido y no estaba dispuesto a dejarla escapar. Decidido a seguirla entre el tráfico aceleré esquivando a los vehículos que se interponian entre La motera y yo, hasta que finalmente le di alcance.
Me situé a su lado en el siguiente semáforo y esta vez, estaba seguro de que sonreía. 

Dejamos atrás la población y las primeras curvas de la carretera nacional nos invitaban a trazarlas. Sus movimientos cautivaban mi fantasía y mi mente se dejaba llevar por la necesidad de saber quien era y que aspecto tendría  la mujer que se escondía bajo el casco.

Los destellos del sol en los cromados de su moto contribuían a esa apariencia irreal, casi mística, como salida de un sueño. No sabia que hora era, ni tan siquiera recordaba donde me dirigía antes de encontrarme con ella, pero daba igual, en ese momento no me importaba absolutamente nada.

Fue al verla girar a la derecha en una de las salidas de la nacional, cuando dudé un momento, pero igualmente opté por seguirla, no había llegado hasta allí para darme la vuelta sin mas. La vi detenerse a los pocos metros e hice lo propio parando mi moto justo al lado de la suya.

Allí estábamos los dos, mirándonos, con los motores en marcha y sin hacer ni un solo gesto, hasta que ella levantó la visera de su casco dejando al descubierto unos ojos penetrantes, llenos de vida, hipnóticos.
La cabeza me daba mil vueltas, hubiera dicho algo pero temía  estropear aquel momento, buscaba una frase ingeniosa, que rompiera el hielo, que la cautivara, que la hiciera reír.
Finalmente opté por un silencio que se hizo absoluto cuando, primero ella y después yo, apagamos el rugido de nuestras motos...

Intentando disimular mi nerviosismo bajé de la moto y me quité el casco, ella desmontó de su yegua de acero como lo haría una amazona de historias épicas.
Sin descubrir aún su rostro me dio la espalda y señalando el bar mas próximo,  con un acento que evidenciaba que no procedíamos del mismo lugar dijo.
- Imagino que sabrás, que el último en llegar paga las cervezas


...Continuará



siempre existe en el mundo una persona que espera a otra, ya sea en el medio del desierto o en medio de una gran ciudad.Y cuando estas personas se cruzan y sus ojos se encuentran, todo el pasado y todo el futuro pierden completamente su importancia y solo existe aquel momento.
 Paulo Coelho