viernes, 30 de diciembre de 2011

Una de motos

Todo estaba preparado, me encontraba en el quirófano y el equipo médico rodeaba mi camilla, me sentía bastante tranquilo,  el dolor había remitido y no era la primera vez que me intervenían, aunque nunca antes por un accidente.
Entre el personal médico se respiraba buen ambiente, casi festivo se podría decir y no era de extrañar, era día trece de Agosto, lunes de feria en Málaga, justo donde se suponía que debía estar yo y no tumbado en una camilla con una bata verde y a punto de que unos señores también vestidos de verde se dispusieran a colocarme un clavo en mi hombro. Un clavo que según me aseguró el joven doctor que me atendió en urgencias, seria el encargado de sujetar mi brazo hasta que el hueso volviese a soldar. Un clavo que haría que durante dos meses me acordara del tipo que se saltó el Stop y de buena parte de su familia.

- ¿esta todo preparado?, oí decir a alguien a quien desde mi posición no pude ver.
Se hizo un silencio y todo se tornó mas serio, el ambiente distendido dio paso a una batería de preguntas y respuestas de las que apenas entendí nada ya que utilizaban términos desconocidos por mi.

- Vamos a comenzar ¿de acuerdo? me dijo una chica con una voz muy dulce
- ¿Quien es el anestesista? le pregunté
- Soy yo, respondió un chico de unos treinta años con aspecto bonachón y un tanto intrigado
- Hazme un favor le dije, acuérdate de despertarme luego, que yo soy de dormir poco
La carcajada de todos los presentes resonó en la sala y yo me sentí aún mas relajado (No puedo evitarlo soy así de payaso)
- tranquilo campeón, me dijo sonriéndome a la vez que cubría mi boca y mi nariz con una mascarilla y me alentaba a respirar por ella, eso fue lo último que recuerdo de mi paso por el quirófano.


Desperté poco a poco, saliendo del letargo de la anestesia y a mi lado vi a mi madre visiblemente preocupada. Mi padre, paseaba de un lado a otro de la habitación. Al verme despierto se acercó a mi con gesto de alivio.
Después de un rato de preguntas sobre el accidente y la operación mi padre buscó una escusa para bajar a fumar.
- Voy a bajar a la tienda ¿quieres algo?
- Si, cómprame una revista 
- ¿Que revista quieres?
Con una sonrisa que les hizo adivinar, o mas bien temer mi respuesta, le dije:
Una de motos



sábado, 24 de diciembre de 2011

Otro año que se acaba

A lo largo de mi vida he disfrutado de momentos increíbles, me he visto metido en un montón de líos, he vivido aventuras, he estado en situaciones que me hubiera costado incluso soñar, he tomado decisiones acertadas y otras no tanto, sin embargo nunca me he arrepentido de lo que hice, jamás he dejado que nadie decidiera por mi y tengo muy claro que nunca lo haré.

Esta forma de actuar me ha llevado a cosechar un montón de anécdotas a ganarme un montón de amigos y ¿como no? también algún enemigo. A los primeros siempre los llevo entre mis recuerdos y a los segundos les regalo la mas absoluta indiferencia.

Aunque soy ateo practicante y ultra pasota de lo religioso a veces pienso que los milagros existen, pero estoy seguro que no los concede una mano divina si no la propia fuerza de voluntad, la fe en uno mismo y en nuestro propio afán de superación.

Con todo este ladrillo quiero decir que este año ha sido muy duro para mi y poco a poco voy remontando el vuelo, ese vuelo que seguro me llevará a cumplir muchos de mis sueños. Solo tenemos una vida y no podemos malgastarla haciendo lo que no queremos o lo que otros quieran imponernos.

Como es habitual en mi no os voy a desear feliz Navidad porque no creo en ella, pero si os deseo que seáis muy felices y que tengáis siempre el valor suficiente para soñar y sobre todo quiero dar las gracias a toda la gente que me ha hecho sonreír en algún momento....



......FELIZ AÑO Y FELIZ FUTURO.

domingo, 18 de diciembre de 2011

La soledad

Los que me conocen saben  que prefiero salir con mi moto en solitario. Las salidas en grupo están bien pero yo prefiero rodar solo, sin tener que depender de nada ni de nadie, ni de horarios ni de reglas.
No me entendáis mal, también me gusta formar parte de un buen dragón de vez en cuando pero disfruto mucho de mis escapadas en solitario.

Salgo del parking y enfilo la calle que desemboca en el río negro de asfalto que serpentea ante mi. Navego sobre mi nave de acero siguiendo la corriente del tráfico, mi mente se centra en la conducción y poco a poco se olvida de los problemas cotidianos, así es como me sumerjo en una travesía que me evade y me lleva a carreteras solitarias y reviradas.

Solo los que han disfrutado de montar en moto conocen las sensación de libertad que esto produce, los sonidos del motor y del aire se unen para formar una especie de melodía que acompaña todo el camino. Es en esos momentos de soledad cuando mas disfruto de mi maquina y no hay nada mejor que acabar una ruta en algún punto de encuentro con amigos, porque la soledad de montar en moto es bonita, pero no tanto como compartir abrazos con los compañeros que no veo tan a menudo como me gustaría.



sábado, 21 de mayo de 2011

Un sueño

Desde que estoy en esto de las motos he conocido a cantidad de gente, la mayoría gracias a Internet, a muchos de ellos los puedo llamar amigos, a muchos otros, aún no los he visto en persona y sin embargo ya me han dado muestras de ese compañerismo que se vive en este mundillo. Un compañerismo que atraviesa la pantalla del ordenador y te hace sentir el aprecio de quien escribe al otro lado.
Hemos compartido risas, experiencias, la alegría por quien estrena nueva moto o aprueba el carnet  y también tristezas, como la de algún compañero que nos dejó.
Hemos compartido rutas, fiestas, llenamos los foros de fotos que dan fe de encuentros entre internautas unidos por una misma pasión, las motos.
Puedo presumir con orgullo de tener amigos en casi todo el país, aunque como digo, a algunos solo los haya visto en fotos.

Una idea me está rondando la cabeza desde hace meses y desde mi último viaje mucho mas aún. Me gustaría recorrer el país entero en mi moto, tomarme una cerveza con todos esos amigos que tengo repartidos por la geografía nacional y hacerme una foto con cada uno de ellos para poder colgarla en este blog.

 Como cualquier proyecto, este necesita una planificación, un presupuesto y algo que me sobra, mucha ilusión, de momento es solo eso, un sueño.

sábado, 7 de mayo de 2011

La motera 3ª parte

La seguí hasta el bar, caminaba detrás sin poder dejar de mirarla, de admirar su figura, la forma de sus piernas y por supuesto su culo, era inevitable,  incluso su modo de andar me atraía. Cuando se quitó el casco dejó libre su largo y ondulado pelo negro, lo que le daba un aspecto aún mas salvaje, como una guerrera de cómic salida del mas morboso de los relatos. Llegamos a la terraza del bar y aún no había podido verle la cara, pero estaba a punto de hacerlo.

Se dirigió hacia una de las mesas de la entrada y  eligiendo una de las cuatro sillas me miró dibujando la sonrisa mas bonita que yo había visto hasta ese momento.
- ¿Te parece bien aquí?. Preguntó
Solo atiné a responder, o mas bien a balbucear.
- Si

Nos sentamos y pedimos un par de cervezas.
- Háblame de tu moto. Me dijo con ese acento extraño que yo no lograba ubicar.
- ¿que quieres  saber?.
- Todo, es muy bonita.
Como todo motero me sentí halagado, así que le conté todo lo que se suele contar entre compañeros de afición, modificaciones, kilómetros, viajes...

No sé cuanto tiempo estuvimos hablando, ella hacía preguntas que yo respondía encantado, pareció impresionada cuando le expliqué el modo en que había conseguido el sonido ronco de los tubos de escape.

Iríamos por la tercera o cuarta cerveza cuando ella miró con sutileza su reloj y yo captando la indirecta fui a pagar las copas.
Me acerqué a la barra y desde allí vi como ella escribía en la pantalla táctil de algún aparato electrónico que previamente había sacado de su chaqueta. Cuando regresé a mi asiento deslizó  hacia mí un sobre cerrado.
- Espero que sea tu número de teléfono. Le dije bromeando, pero deseando que realmente lo fuera.
- No, me respondió, Es una notificación
Sin entender nada y un poco nervioso por la repentina seriedad en su voz, le hice la obligada pregunta
- ¿Notificación?
- La notificación de la denuncia, o si prefieres llamarlo de otro modo, de la multa
- ¿pero que dices?. Volví a preguntar leyendo lo que efectivamente parecía una multa de tráfico.
Ante mi cara de asombro, me habló de un modo mecánico.
- Soy el prototipo FDA de la dirección general de tráfico, estoy diseñada para recavar información y sancionar. Te he denunciado por  modificar ilegalmente la motocicleta y por circular peligrosamente entre vehículos. En breve procederán a la retirada de la moto porque además de estar prohibido circular con el sistema de escape trucado, te has bebido tres cervezas y superas el límite de alcohol en sangre permitido.

Sin dar crédito a todo lo que había soltado por la boca ese artefacto con aspecto angelical, vi como dos agentes subían mi moto a una grúa y antes de que pudiera impedirlo una fuerte sacudida eléctrica me dejó inmovilizado. La voz metálica del engendro dijo.
- El proyecto FDA está pensado para tener un contacto mas cercano y amable con el usuario. Gracias por tu colaboración.

Se subió a su moto, se colocó de nuevo el casco y antes de irse dijo
- Recuerda... no podemos conducir por ti







martes, 3 de mayo de 2011

Una lotería

No pensaba escribir sobre esto pero aún tengo el susto en el cuerpo y necesito desahogarme. Nunca he pasado tanto miedo sobre la moto como hoy, ni siquiera el día que tuve el accidente.

Volvía a casa por la carretera de siempre, dos carriles para cada sentido sin arcén y poco tráfico. La zona está de obras por que estan construyendo un nuevo acceso al aeropuerto. Todavía no sé en que momento el conductor del vehículo que venia de frente decide cambiar de sentido allí mismo, invadiendo mi carril y se da cuenta que no tiene espacio para hacerlo por lo que se queda en medio, cortándome el paso.
En un segundo he pensado que si frenaba me iría al suelo a causa de la arena de la obra(se ve que aprendí la lección), así que con la sangre fría que he sacado, no sé de donde, he metido la moto, en el espacio que quedaba  entre el coche y el camión que venia detrás de este, rozando con la defensa el paragolpes del primero. Milagrosamente no he acabado en el suelo.

Me he detenido unos metros mas adelante, temblando, reponiéndome del susto y llenándome de ira por momentos. He esperado a que el individuo, que ya había conseguido hacer su tan deseado cambio de sentido se acercara, se lo ha pensado, ha tardado en venir pero no le quedaba mas remedio que pasar por donde yo le esperaba tan nervioso que no atinaba a bajar la pata de cabra de la moto.

Se ha parado a mi lado, ha bajado la ventanilla y a su lado he visto a una chica, pálida, asustada. El conductor también bastante acojonado me ha hablado en francés y aunque no hablo el idioma de napoleón, si he entendido que se disculpaba. Sin poder evitar ser vulgar le he dicho.
- Espero que entiendas que te estoy llamando hijoputa
El se ha vuelto a disculpar y con un gesto le he dicho que se fuera.
Me he quedado allí, sin poder parar de temblar, pensando en lo poco que habia faltado para darme un buen golpe.

Curiosamente, unos minutos antes me quejaba de mi poca fortuna al comprobar que no tenia premiado mi boleto de la lotería, ahora ya no pienso lo mismo.

domingo, 1 de mayo de 2011

La motera, 2ª parte

Aquella mujer me había sorprendido y no estaba dispuesto a dejarla escapar. Decidido a seguirla entre el tráfico aceleré esquivando a los vehículos que se interponian entre La motera y yo, hasta que finalmente le di alcance.
Me situé a su lado en el siguiente semáforo y esta vez, estaba seguro de que sonreía. 

Dejamos atrás la población y las primeras curvas de la carretera nacional nos invitaban a trazarlas. Sus movimientos cautivaban mi fantasía y mi mente se dejaba llevar por la necesidad de saber quien era y que aspecto tendría  la mujer que se escondía bajo el casco.

Los destellos del sol en los cromados de su moto contribuían a esa apariencia irreal, casi mística, como salida de un sueño. No sabia que hora era, ni tan siquiera recordaba donde me dirigía antes de encontrarme con ella, pero daba igual, en ese momento no me importaba absolutamente nada.

Fue al verla girar a la derecha en una de las salidas de la nacional, cuando dudé un momento, pero igualmente opté por seguirla, no había llegado hasta allí para darme la vuelta sin mas. La vi detenerse a los pocos metros e hice lo propio parando mi moto justo al lado de la suya.

Allí estábamos los dos, mirándonos, con los motores en marcha y sin hacer ni un solo gesto, hasta que ella levantó la visera de su casco dejando al descubierto unos ojos penetrantes, llenos de vida, hipnóticos.
La cabeza me daba mil vueltas, hubiera dicho algo pero temía  estropear aquel momento, buscaba una frase ingeniosa, que rompiera el hielo, que la cautivara, que la hiciera reír.
Finalmente opté por un silencio que se hizo absoluto cuando, primero ella y después yo, apagamos el rugido de nuestras motos...

Intentando disimular mi nerviosismo bajé de la moto y me quité el casco, ella desmontó de su yegua de acero como lo haría una amazona de historias épicas.
Sin descubrir aún su rostro me dio la espalda y señalando el bar mas próximo,  con un acento que evidenciaba que no procedíamos del mismo lugar dijo.
- Imagino que sabrás, que el último en llegar paga las cervezas


...Continuará



siempre existe en el mundo una persona que espera a otra, ya sea en el medio del desierto o en medio de una gran ciudad.Y cuando estas personas se cruzan y sus ojos se encuentran, todo el pasado y todo el futuro pierden completamente su importancia y solo existe aquel momento.
 Paulo Coelho



viernes, 29 de abril de 2011

El carril de aceleración

El carril de aceleración es ese tramo que está a la entrada de las autovías y autopistas y que sirve para incorporarse a estas de un modo seguro. Hago esta aclaración porque me consta que mucha gente no tiene ni idea de como se utiliza. A los hechos me remito y para ello voy a analizar dos de las situaciones que se pueden encontrar y yo mismo he sufrido en dichos accesos. Hay mas, pero estas son las mas frecuentes.

Tenemos al indeciso, dícese del conductor que entra con miedo, no acelera, no deja de mirar por el espejo, tu lo sigues nervioso, ya has comprobado que no viene nadie, pero él no se incorpora y el carril se acaba. Te vas a la izquierda y le haces señales para que se meta, tu lo cubres, no tiene nada que temer lo estás dejando pasar, pero el individuo sigue sin entrar, se ha parado entre el carril derecho de la autovía (donde tu estás) y el de aceleración  te pones de los nervios, el carril izquierdo ya se encuentra ocupado por lo que te ves obligado a permanecer allí y los vehículos  que antes se encontraban lejos ahora se pegan a tu espalda, casi empujándote,  no te queda mas remedio que pasar entre el indeciso y automovil que circula por el carril izquierdo en ese momento.


Cuando te vas recuperando de la impresión miras por el retrovisor y lo ves allí, provocando una retención, esperando una señal divina que le indique cuando debe proseguir su camino.


El otro caso a analizar es el siguiente. El conductor que se lanza por el carril, toma velocidad, pone el intermitente para indicar que se va a incorporar y justo cuando se tiene que meter pega un frenazo, quedándose allí, en medio, expectante.

Ni que decir tiene que si vas detrás de él, mirando por el retrovisor, seguro de que no viene nadie y que por tanto el de delante no tiene por que parar,  el susto que te llevas es de campeonato, por no decir de cojones, que queda mas vulgar y desde que escribo en un blog, me he vuelto muy refinado y elegante.

Una vez, después del sobresalto provocado por una señora, me acerqué a ella y le pregunte (con elegancia, por supuesto) el motivo de aquella repentina parada, la señora me respondió mirándome como si yo fuese tonto...
-Porque tengo un ceda ¿o no lo ves? dijo señalando.

...Sin comentarios.


martes, 26 de abril de 2011

Un molesto silbido

Hoy os quiero contar una de las anécdotas, que al cabo de los años, aún me hace sonreír cuando la recuerdo. Espero saber transmitir por escrito lo que sucedió.

En aquella ocasión viajaba con destino a Bornos acompañado de varios amigos, habíamos salido de Torremolinos después de desayunar y  la ruta transcurría de modo apacible, solo al llegar al Puerto del Viento encontramos las fuertes ráfagas que hacian honor a su nombre.
Situado en la carretera que une El Burgo con Ronda, en plena serranía rondeña, se encuentra este puerto de montaña desconocido para muchos a pesar de la belleza de su paisaje.

Una vez coronada su parte mas alta y después de haber luchado con un viento lateral mas que molesto, comenzamos la bajada en una larga recta.

Fue ahí cuando lo oí por primera vez, era un silbido, nítido, agudo, corto, como el que se utiliza para llamar la atención de alguien. Sorprendido miré hacia atrás y vi que el compañero que me seguía, se encontraba a unos cien metros de distancia por lo que descarté que hubiera sido él el responsable de aquel sonido, además los que iban delante de mi no habían hecho gesto alguno. Después de mirar a todas partes no conseguí encontrar una explicación así que decidí concentrarme en la carretera y disfrutar de las vistas, mas tarde preguntaría a mis compañeros de viaje.

No creo que llevara recorrido mas de tres o cuatro kilómetros cuando de nuevo lo oí, el mismo sonido, exactamente igual que antes, moví la cabeza en todas direcciones, yo era el penúltimo de una fila de cinco motos y estaba seguro que no procedía de ninguna de las que me precedían, giré la cabeza y comprobé que la distancia entre el último y yo seguía siendo la misma.
-!! Joder!! Es imposible que llevando los dos, casco integral, con la visera bajada y desde tan lejos , pueda oír tan claro un silbido suyo. Además, si es él ¿por que no hace algún gesto para que paremos?.
- Debe ser un pájaro, me dije a mi mismo, aunque sin mucho convencimiento.

A los diez o quince minutos cuando ya casi daba por hecho que el autor de aquellos silbidos era algún tipo de ave toca pelotas, autóctona de la zona, lo escuché otra vez, pero ahora sonó dos veces seguidas.
-!!Una mierda!! Eso no es un pájaro, seguro que es uno de estos gastándome una broma.
- Que cabrones, pensé sonriendo nervioso.
Impaciente por llegar, con ganas de estirar las piernas y sobretodo, queriendo comentar lo sucedido para salir de dudas, el camino ya se me antojaba demasiado largo.

Por supuesto el fenómeno no tardó en repetirse pero esta vez no se detenía, un silbido, y otro y otro y otro y el motor de mi moto que se para de repente y yo que me detengo en el arcén... y otro silbido y otro y otro y otro... Y mis amigos que me ven y se acercan a ver que ocurre...y siguen los silbidos. otro y otro y otro... con calma, abro una de las alforjas y saco mis herramientas, la secuencia  de silbidos no cesaba, repetitivo, molesto... Con ayuda de una llave fija desmonto el asiento y busco en el hueco hasta que localizo mi objetivo. El sonido cesa de inmediato.
-Ya está, dije mostrando un fusible ante la atónita mirada de los presentes.

 Era la puta alarma





viernes, 22 de abril de 2011

La motera

Esa mañana estaba decidido a dar una vuelta, el mal tiempo daba una tregua y me apetecía coger la moto. Como es habitual en mi, no planifiqué la ruta, iría donde se me ocurriera en el momento de subirme a mi maquina.
Circulaba por la nacional que bordea la costa, disfrutando de la brisa del mar, hipnotizado por el ronroneo del motor, cuando la vi aparecer. Se incorporaba desde una rotonda y la dejé pasar, debo decir que desde un primer momento llamó mi atención.
Durante algunos kilómetros fuimos enlazando curvas, yo siempre detrás , me gustaba seguirla, copiar su movimientos en cada trazada, su silueta femenina se movía con soltura en una perfecta comunión con su moto, devorando metros, tumbando a un lado y a otro dibujando con precisión la carretera, hasta que un semáforo nos hizo detener y aproveché para colocarme a su lado.
Estaba impaciente por ver como era y aunque el casco le tapaba la cara y sus ojos se escondían bajo unas gafas de sol, hubiese apostado doble o nada a que era preciosa.
La saludé con una leve inclinación de cabeza, como saludo a cualquier motero que coincide a mi lado y ella me correspondió con el mismo gesto.
No era muy alta, sus pantalones ceñidos mostraban unas piernas bien torneadas que de puntillas llegaban al suelo, inevitablemente me fije en su culo y mi mente, en su estado mas primitivo pensó.. "la madre que la pario que buena está". 

La luz verde nos invitó a continuar y volvimos a retomar el buen ritmo, disfrutando de otra ración de curvas, hasta llegar al próximo pueblo que nos recibía con un inevitable semáforo en rojo. No se si fue fruto de mi imaginación, pero me pareció leerle una sonrisa cuando comprobó que de nuevo me colocaba a su izquierda. Así que, dando la razón a aquellos que aseguran que no tengo vergüenza le dije 
- esta noche voy a soñar contigo.  
ella pisó el pedal izquierdo y justo antes de soltar el embrague para desaparecer entre el tráfico, me respondió con total seguridad.
- Lo sé.



miércoles, 20 de abril de 2011

¿Que le ha pasado a la moto?

Era  trece de Agosto a las cinco de la tarde, hacía el calor que se puede esperar en esas fechas en Málaga, la ciudad celebraba su feria y yo posiblemente iba montado en el único vehículo que circulaba a esa hora por el polígono, al menos eso pensaba en aquel momento.

 Entonces lo vi, unos metros mas adelante, por la calle de mi derecha asomaba algo rojo, era el morro de un coche, tiene un stop pensé, hice sonar el claxon (que queda mas fino que decir el pito) para que me viera y dejara de avanzar, pero creo que fue peor, porque el conductor, al que por un instante vi mirando hacia el lado opuesto a donde yo estaba, siguió la marcha hasta que giró la cabeza y me vio, entonces lo hizo. Detuvo el coche en seco y quedó cruzado en la calle. No me dejó espacio ni para esquivarlo ni para detenerme.

Todo sucedió muy rápido, frené y la rueda trasera se bloqueó, era de esperar, el frecuente trasiego de camiones cargados de arena que circulaban a diario por aquella calle, había dejado muy resbaladizo el asfalto y la moto se fue de atrás.
Aún no se como salí rodando ni cuantas vueltas di, repetía una y otra vez !mierda! !mierda! !mierda! hasta que mi cuerpo rebotó contra la puerta delantera del coche dejándome tumbado boca arriba, con mi cerebro trabajando a mil por hora analizando la situación.

Sabía que estaba bien, al menos que no era grave,  no me había golpeado la cabeza lo que era de agradecer, comprobé que podía  mover las piernas y también que el bulto que deformaba mi hombro derecho bajo la camiseta no era normal. También pude ver la rueda delantera de la moto a escasos centímetros de mi. Sin duda tuve suerte.

Por fortuna un compañero de trabajo venia detrás y vio todo lo sucedido. Cuando se acercó a mi le pregunté:
- ¿Que le ha pasado a la moto?.
- Olvídate de la moto, me dijo sorprendido por la pregunta.
- ¿tu como estas?
- He tenido días mejores pero por favor, dime la verdad... ¿Que le ha pasado a la moto?

lunes, 18 de abril de 2011

Lavar la moto

Para mi, lavar la moto es casi un ritual, es un rato a solas con mi maquina, me hace sentir como el jinete que alimenta y limpia su caballo y lo deja libre de parásitos.

Es sábado y hace un día estupendo, buena temperatura, el sol brilla y ninguna nube amenaza por ninguna parte, hoy no va a llover, al menos eso espero.
Lleno un cubo con agua, cojo unos trapos, mi caja de herramientas y bajo con todo al garaje, !ups,! vaya, me doy cuenta que he olvidado echarle un chorrito de jabón al agua. Cierro la puerta del local, después abro la del portal y subo las escaleras en busca del bote de lavavajillas ...(curiosa palabra esta, "lava-vajillas", solo cambiando una V por una B hablaríamos de otra cosa . "lava- bajillas" ) Con ese pensamiento que me hace sonreír preguntándome si una mujer de escasa estatura utiliza un lava "bajillas" cuando se ducha, abro la puerta de casa.

De regreso al garaje comienzo el trabajo. En primer lugar desmonto el asiento del pasajero y con ello puedo quitar también las alforjas. Después la emprendo con el respaldo y la parrilla que también desmonto y coloco con cuidado en el suelo junto al resto de piezas. Bien, ya he desnudado a mi niña. Ahora con ayuda de una esponja la empapo bien con el agua jabonosa...pero...!joder!...¿donde está la esponja?...ainssss que mala cabeza tengo, la dejé en casa. Se ve que una vez me dieron a escoger entre tenerla grande o tener buena memoria y nunca consigo recordar que elegí...jejeje...
De nuevo cierro la puerta del garaje, no sea que pase algún listo y se lleve algo , vuelvo a subir, menos mal que vivo en un primero.

Esta vez si, he repasado todo mentalmente y no he olvidado nada mas, ahora ya estoy enjabonando la moto con ayuda de la esponja y con paciencia y mucho mimo elimino la suciedad que afeaba mi montura. Luego la enjuago echándole por encima el agua del cubo evitando mojar las partes eléctricas. Con un paño de algodón comienzo el secado de la maquina y a continuación me dispongo a limpiar los cromados, para ello utilizo un producto de esos de limpiar las vitrocerámicas, los deja relucientes...¿y el bote?....¿no me jodas?...no puede ser...

Un pelín cabreado me encuentro de nuevo cerrando la puta puerta para que ningún cabrón me pueda robar mientras subo a casa, menos mal que vivo en un primero y solo tengo que subir treinta escalones de mierda.

De nuevo delante de la moto y un poco nervioso, no voy a negarlo, añado un poco de producto en un paño y   lo aplico sobre los cromados, dejándolo actuar unos minutos hasta que cojan un color blanquecino. Luego con otro paño de algodón  retiro el exceso de producto y con una gamuza froto las partes cromadas haciendo movimientos circulares puliendo la zona hasta que queden relucientes.
Repito el proceso con el respaldo y la parrilla que dejé antes a un lado y a continuación los vuelvo a instalar en su sitio. Da gusto ver como brillan.

Ya solo me queda limpiar las alforjas, para ello, antes de colocarlas en la moto, nada mejor que nutrir el cuero con grasa de caballo. Justo en ese momento es cuando me cago en San Puto Bendito, en la virgen de la Pata Gorda y en todo el santoral, justo cuando me doy cuenta que también olvidé la grasa de los huevos....de caballo....de los cojones....bueno ya me entendéis.... Después de dar mil vueltas por el local y de mirar otras mil en mis bolsillos sin encontrar las llaves del garaje, decido dejarlo abierto. Al salir las veo en la cerradura, mirándome, riéndose de mi, con autosuficiencia, satisfechas de haber permanecido en silencio mientras yo las buscaba. Las retuerzo con rabia en la cerradura y me dirijo al portal pisoteando con furia cada escalón.
Saco de un cajón la lata que contiene la grasa de caballo y oigo una voz preguntarme si he visto el lavavajillas, SI, le gruño al salir, y espero que la enana se este ahogando en la ducha.

Por fin termino de colocarlo todo en su sitio y saco la moto a la calle para ver como el sol refleja sus rayos en unos cromados impolutos. Y es justo en ese momento, en ese preciso instante cuando una gaviota decide arruinarme el día y profanar mi moto aflojando su culo y esparciendo su contenido sobre ella.







viernes, 15 de abril de 2011

Entre moteros

Ayer circulaba con mi moto cuando un tío con un scooter de esos de reparto con un cajón enorme detrás pasó rozando el manillar de mi Drag. No era hora punta ni había mucho tráfico, circulábamos por una avenida con tres carriles así que no tenia mucho sentido que se acercara tanto al resto de vehículos, solo las prisas del que está trabajando y el poco respeto hacia la seguridad personal y ajena explicaban que alguien se jugara el tipo de ese modo.
Sus maniobras por robar unos metros de ventaja no evitaba que compartiéramos la espera en cada semáforo de la larga avenida. En una de esas paradas nos encontrábamos en un mismo carril detrás de un turismo y el individuo busca impacientemente el modo de colocarse delante para salir primero pero no lo consigue, el tamaño del cajón le resta muchas opciones, no hay espacio y se tiene que conformar con la segunda linea que comparte conmigo a su izquierda.

Apenas cambió a verde la luz el  "impaciente"comenzó a increpar al conductor del coche que nos precedía para que emprendiera su marcha, dudo que al cerebro de ese hombre le hubiera dado tiempo asimilar el nuevo estado del semáforo cuando le llegaron los primeros reproches. Retomamos la marcha y por supuesto el "impaciente" intenta de nuevo el adelantamiento esta vez por la izquierda haciéndome frenar un poco para evitar el contacto con su parte trasera. Habíamos andado solo unos metros cuando el conductor del coche se ve obligado a frenar y a mover el volante a la izquierda para evitar a una furgoneta que se le echa encima por su derecha. El de la moto evita la caída milagrosamente, con una pericia incuestionable y casi sin reponerse del susto la emprende a gritos e insultos con el automovilista que ya hace rato que ha perdido la paciencia y se ensalzan en un cruce de descalificativos atrayendo la atención de los curiosos que los rodeábamos, por un momento se detienen obstruyendo con ello la circulación. Yo por mi parte los evito y avanzo hacia el siguiente semáforo mientras veo por el retrovisor como continúan la discusión a la vez que la marcha. Cuando llegan a donde me encuentro el motorista se coloca de nuevo junto a mi y buscando mi complicidad me dice:
- menudo hijo de puta
- si no andaras  haciendo el loco no te llevarías esos sustos, le dije
Con cara de sorpresa por mi respuesta y por supuesto bastante ofendido me respondió:
- Compadre, entre moteros deberíamos defendernos
Esta vez y sin saber bien porque, fui yo quien se ofendió
- No te confundas chaval, a ti te queda muy grande la palabra MOTERO
Retorcí el puño del gas y salí dejándolo allí sin tiempo a réplica...

 Lo se, soy muy chulo pero no puedo evitarlo





jueves, 31 de marzo de 2011

Como viejos conocidos

Hace unos días me acerque a por unas piezas de fontanería al almacén donde compro habitualmente el material de trabajo, llevo años comprando allí por lo que conozco a todos los empleados.
Como siempre aparqué la moto en la puerta en un lugar bien visible y entré gastando bromas a Salva, un chico de mi edad que tiene una Harley que solo utiliza para ir a trabajar ya que a su mujer no le gustan las motos y no le deja hacer rutas los fines de semana.
La última vez que estuve allí le conté que me iba a Murcia y al verme entrar, me preguntó como me había ido el viaje. Le resumí un poco y charlamos acerca de las sensaciones que da la moto y de la envidia sana que le despertaba, como siempre lo animé a que me acompañara en alguna ruta, este domingo en Salobreña, hay una fiesta que organizan los Hunos MC le dije, como esperaba me dijo que no podría venir poniendo una excusa familiar.
La charla se animó con la llegada de otro cliente al que yo no conocía y que también alentaba a Salva a salir de ruta, este continuó atendiendo al resto de clientes y el recien llegado y yo acabamos  hablando de nuestra afición, de nuestros viajes y de su flamante Honda Goldwing, un capricho que se había pegado y que le estaba dando muchas satisfacciones. Después de unos minutos nos despedimos con el típico a ver si coincidimos en alguna...



Esta tarde ha sonado el móvil y he visto en la pantalla un numero que no conocía.
 - Hola Javier me decía una voz, estuvimos hablando el otro día en Montes, soy el de la Goldwing ¿te acuerdas?
- Si claro dime
- Pues que hablaste de una fiesta motera en Salobreña y no he visto nada anunciado en ninguna parte y quería preguntarte si es este domingo para acercarme.
Un poco sorprendido por la llamada le he dado los datos del lugar y hora de la concentración y hemos quedado en vernos el Domingo. Después he pensando en lo curioso de este mundillo, en como gente que no se conoce de nada se une a través de esta afición y se hablan con la naturalidad de viejos conocidos....Me gusta




miércoles, 30 de marzo de 2011

17000 Kilómetros

Compré mi Dragstar con Veinte mil  Kilómetros y hoy he visto como tres ceros aparecían detrás de un treinta y siete. Han sido diecisiete mil kilómetros de alegrías, de ilusión y de cambios en mi vida. Desde que compré mi primera moto he conocido a cantidad de personas que unidas por esta afición  han pasado a formar parte de mis historias, a darle un nuevo sentido a la palabra compañerismo y a hacer que pueda llamar amigos a gente que solo conocía por mensajes escritos en un foro.

Ayer me preguntaba una amiga, ¿que sentís conduciendo la moto para que a tanta gente le guste?, la verdad no supe muy bien que responderle, me venían a la mente palabras como libertad, relax, aventura y cosas así que tal vez sonaran algo románticas o soñadoras pero no podía definir con exactitud unos sentimientos que en los últimos años han estado conmigo cada vez que me he puesto el casco y he dado al botón de contacto.

No puedo explicar lo que siento cuando navego a lomos de un cacharro de 260 kilos y como con cada kilómetro me siento mas unido al sonido del motor, ¿como podría explicarse la sonrisa que se escapa cuando te sientes parte del paisaje? ¿como contar que tu moto es lo único que rompe el silencio y sin embargo a ti te parece oir una música celestial? ¿Como cuentas que disfrutas como un niño al sentir que la moto obedece a casi imperceptibles movimientos de tu cuerpo?.
Finalmente opté por decirle... No lo se, pero deberías probar.