viernes, 30 de diciembre de 2011

Una de motos

Todo estaba preparado, me encontraba en el quirófano y el equipo médico rodeaba mi camilla, me sentía bastante tranquilo,  el dolor había remitido y no era la primera vez que me intervenían, aunque nunca antes por un accidente.
Entre el personal médico se respiraba buen ambiente, casi festivo se podría decir y no era de extrañar, era día trece de Agosto, lunes de feria en Málaga, justo donde se suponía que debía estar yo y no tumbado en una camilla con una bata verde y a punto de que unos señores también vestidos de verde se dispusieran a colocarme un clavo en mi hombro. Un clavo que según me aseguró el joven doctor que me atendió en urgencias, seria el encargado de sujetar mi brazo hasta que el hueso volviese a soldar. Un clavo que haría que durante dos meses me acordara del tipo que se saltó el Stop y de buena parte de su familia.

- ¿esta todo preparado?, oí decir a alguien a quien desde mi posición no pude ver.
Se hizo un silencio y todo se tornó mas serio, el ambiente distendido dio paso a una batería de preguntas y respuestas de las que apenas entendí nada ya que utilizaban términos desconocidos por mi.

- Vamos a comenzar ¿de acuerdo? me dijo una chica con una voz muy dulce
- ¿Quien es el anestesista? le pregunté
- Soy yo, respondió un chico de unos treinta años con aspecto bonachón y un tanto intrigado
- Hazme un favor le dije, acuérdate de despertarme luego, que yo soy de dormir poco
La carcajada de todos los presentes resonó en la sala y yo me sentí aún mas relajado (No puedo evitarlo soy así de payaso)
- tranquilo campeón, me dijo sonriéndome a la vez que cubría mi boca y mi nariz con una mascarilla y me alentaba a respirar por ella, eso fue lo último que recuerdo de mi paso por el quirófano.


Desperté poco a poco, saliendo del letargo de la anestesia y a mi lado vi a mi madre visiblemente preocupada. Mi padre, paseaba de un lado a otro de la habitación. Al verme despierto se acercó a mi con gesto de alivio.
Después de un rato de preguntas sobre el accidente y la operación mi padre buscó una escusa para bajar a fumar.
- Voy a bajar a la tienda ¿quieres algo?
- Si, cómprame una revista 
- ¿Que revista quieres?
Con una sonrisa que les hizo adivinar, o mas bien temer mi respuesta, le dije:
Una de motos



sábado, 24 de diciembre de 2011

Otro año que se acaba

A lo largo de mi vida he disfrutado de momentos increíbles, me he visto metido en un montón de líos, he vivido aventuras, he estado en situaciones que me hubiera costado incluso soñar, he tomado decisiones acertadas y otras no tanto, sin embargo nunca me he arrepentido de lo que hice, jamás he dejado que nadie decidiera por mi y tengo muy claro que nunca lo haré.

Esta forma de actuar me ha llevado a cosechar un montón de anécdotas a ganarme un montón de amigos y ¿como no? también algún enemigo. A los primeros siempre los llevo entre mis recuerdos y a los segundos les regalo la mas absoluta indiferencia.

Aunque soy ateo practicante y ultra pasota de lo religioso a veces pienso que los milagros existen, pero estoy seguro que no los concede una mano divina si no la propia fuerza de voluntad, la fe en uno mismo y en nuestro propio afán de superación.

Con todo este ladrillo quiero decir que este año ha sido muy duro para mi y poco a poco voy remontando el vuelo, ese vuelo que seguro me llevará a cumplir muchos de mis sueños. Solo tenemos una vida y no podemos malgastarla haciendo lo que no queremos o lo que otros quieran imponernos.

Como es habitual en mi no os voy a desear feliz Navidad porque no creo en ella, pero si os deseo que seáis muy felices y que tengáis siempre el valor suficiente para soñar y sobre todo quiero dar las gracias a toda la gente que me ha hecho sonreír en algún momento....



......FELIZ AÑO Y FELIZ FUTURO.

domingo, 18 de diciembre de 2011

La soledad

Los que me conocen saben  que prefiero salir con mi moto en solitario. Las salidas en grupo están bien pero yo prefiero rodar solo, sin tener que depender de nada ni de nadie, ni de horarios ni de reglas.
No me entendáis mal, también me gusta formar parte de un buen dragón de vez en cuando pero disfruto mucho de mis escapadas en solitario.

Salgo del parking y enfilo la calle que desemboca en el río negro de asfalto que serpentea ante mi. Navego sobre mi nave de acero siguiendo la corriente del tráfico, mi mente se centra en la conducción y poco a poco se olvida de los problemas cotidianos, así es como me sumerjo en una travesía que me evade y me lleva a carreteras solitarias y reviradas.

Solo los que han disfrutado de montar en moto conocen las sensación de libertad que esto produce, los sonidos del motor y del aire se unen para formar una especie de melodía que acompaña todo el camino. Es en esos momentos de soledad cuando mas disfruto de mi maquina y no hay nada mejor que acabar una ruta en algún punto de encuentro con amigos, porque la soledad de montar en moto es bonita, pero no tanto como compartir abrazos con los compañeros que no veo tan a menudo como me gustaría.