sábado, 9 de octubre de 2010

Mi primera vez

Ahí estaba yo, mirándola con miedo, pensando que había cometido un error, que era una locura, otro capricho pasajero, otro amor de esos que se acaban diluyendo en la cuarta cita y que al cabo de un mes ni la recordaría.Tal vez porque no conseguiría entenderla o quizá porque ella no querría ir por el camino que yo le marcara.
Curiosamente años mas tarde tendría sensaciones parecidas, pero en esta ocasión todo era muy distinto, era la primera vez.

Sin dar mas rodeos me acerqué a ella, la acaricié con suavidad, sin dejar de mirarla, era tan bonita, tan atrayente, con ese brillo que hacia que me sintiera orgulloso de tenerla conmigo. Con un giro de mi mano y un leve roce de mis dedos su cuerpo comenzó a estremecerse, a calentarse, a vibrar, a hablarme del mismo modo hipnótico que había utilizado la primera vez que la oí.

Al principio se me hizo extraño,  no sabía que tenia que hacer con cada mano ni donde colocar los pies, conocía la teoría pero era la primera vez que ponía esta en práctica y mi nerviosismo era evidente. Poco a poco todo se hizo mas natural, mis movimientos se coordinaron y ella comenzó a moverse. De pronto se detuvo, mi torpeza y mis prisas la asustaron, había sido muy brusco y no le gustó.
Respiré profundamente y retomé los pasos que me habían dado tan buen resultado hasta ese momento y casi sin darme cuenta ella ya estaba de nuevo en movimiento.
Así pasamos unos minutos y una sonrisa se dibujó en mi cara, una sonrisa que ya nunca olvidaré y que volvería a repetir miles de veces, porque esa seria la primera vez pero no la última en que ella y yo nos fusionaríamos en un solo conjunto, ese fué nuestro primer viaje, el mas corto pero quizá el mas inolvidable.
Ya sabia que podría conducir mi moto.

12 comentarios:

  1. Ánimo que yo hace poco que me embarqué en lo mismo, campeón. Un saludo

    ResponderEliminar
  2. ¿Se puede pasarrr....?, Chevo literato...¡¡¡¡, bien, bien.
    Venga, ahora solo queda escribir sobre esas cositas que nos pasan y que pensamos que solo nosotros vemos o sentimos..., hala, a escribir.
    Vssssssss

    ResponderEliminar
  3. No se si se ha publicado el anterior.
    Pues eso, compañero. Que te seguiré. Ahora mismo va a favoritos.

    ResponderEliminar
  4. Te ha quedado genial la analogía que has utilizado. Creo que todos nos podemos sentir identificados. Un saludo

    Chary

    ResponderEliminar
  5. Gracias a todos, acabo de ver vuestros comentarios. Un saludo

    ResponderEliminar
  6. Muy bonito todo, un enlace a tener en favoritos, y como no a visitar cada dos por tres.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  7. Hola chevo me ha gustado tu relato solo te puedo decir ke dentro de poco creo ke podre experimentar lo mismo ke tu sentiste ese dia para mi sera un sueño hecho realidad un saludo

    ResponderEliminar
  8. Hola compañero, espero que disfrutes de ese momento y sobretodo que tengas buenas experiencias y mucha precaución. Un saludo y gracias por leer mis historias.

    ResponderEliminar
  9. Mi primer contacto con las dos ruedas, sin haber cogido jamás ni un scooter de 49cc, fue hace varios años, con lo que entonces me resultó algo muy voluminoso y complicado: una Piaggio X8. Gracias a los foreros de motos.net, poco a poco fui aprendiendo que aquéllo no era una bicicleta, y que la dirección no iba para donde yo giraba... "pisa echando la fuerza en el lado para donde vas", "gira un poco hacia el lado contrario, a partir de los 40 km/h".

    Años después, tras haber pasado la noche viendo videos de gente recogiendo la moto y pegándose la hostia en la misma salida del concesionario, acudí bastante acojonado a recoger mi nueva y reluciente Bandit. Y pocas curvas más adelante, descubrí varias novedades: que aquéllo tenía marchas, y frenar sin embragar era peligroso, que esa montura pesaba bastante más, y que mis pies apenas si llegaban de puntillas al suelo.

    Al girar metiéndome en un callejón estrecho, el coche de delante frenó de pronto... se me caló la moto al parar, y curvando. Todo el peso hacia la derecha, y aquéllo pesaba mucho... pero mucho!!!. Saqué fuerzas de donde pude, mientras me repetía "por mis cojones que tú no te caes"... y no, no se cayó ;-)

    Toño

    ResponderEliminar
  10. Pues si compañero, es solo echarle huevos, me alegra que se los echaras en su momento, así tengo ocasión de verte en esas fiestas tan guapas que montáis en Granada. Un abrazo

    ResponderEliminar