martes, 26 de abril de 2011

Un molesto silbido

Hoy os quiero contar una de las anécdotas, que al cabo de los años, aún me hace sonreír cuando la recuerdo. Espero saber transmitir por escrito lo que sucedió.

En aquella ocasión viajaba con destino a Bornos acompañado de varios amigos, habíamos salido de Torremolinos después de desayunar y  la ruta transcurría de modo apacible, solo al llegar al Puerto del Viento encontramos las fuertes ráfagas que hacian honor a su nombre.
Situado en la carretera que une El Burgo con Ronda, en plena serranía rondeña, se encuentra este puerto de montaña desconocido para muchos a pesar de la belleza de su paisaje.

Una vez coronada su parte mas alta y después de haber luchado con un viento lateral mas que molesto, comenzamos la bajada en una larga recta.

Fue ahí cuando lo oí por primera vez, era un silbido, nítido, agudo, corto, como el que se utiliza para llamar la atención de alguien. Sorprendido miré hacia atrás y vi que el compañero que me seguía, se encontraba a unos cien metros de distancia por lo que descarté que hubiera sido él el responsable de aquel sonido, además los que iban delante de mi no habían hecho gesto alguno. Después de mirar a todas partes no conseguí encontrar una explicación así que decidí concentrarme en la carretera y disfrutar de las vistas, mas tarde preguntaría a mis compañeros de viaje.

No creo que llevara recorrido mas de tres o cuatro kilómetros cuando de nuevo lo oí, el mismo sonido, exactamente igual que antes, moví la cabeza en todas direcciones, yo era el penúltimo de una fila de cinco motos y estaba seguro que no procedía de ninguna de las que me precedían, giré la cabeza y comprobé que la distancia entre el último y yo seguía siendo la misma.
-!! Joder!! Es imposible que llevando los dos, casco integral, con la visera bajada y desde tan lejos , pueda oír tan claro un silbido suyo. Además, si es él ¿por que no hace algún gesto para que paremos?.
- Debe ser un pájaro, me dije a mi mismo, aunque sin mucho convencimiento.

A los diez o quince minutos cuando ya casi daba por hecho que el autor de aquellos silbidos era algún tipo de ave toca pelotas, autóctona de la zona, lo escuché otra vez, pero ahora sonó dos veces seguidas.
-!!Una mierda!! Eso no es un pájaro, seguro que es uno de estos gastándome una broma.
- Que cabrones, pensé sonriendo nervioso.
Impaciente por llegar, con ganas de estirar las piernas y sobretodo, queriendo comentar lo sucedido para salir de dudas, el camino ya se me antojaba demasiado largo.

Por supuesto el fenómeno no tardó en repetirse pero esta vez no se detenía, un silbido, y otro y otro y otro y el motor de mi moto que se para de repente y yo que me detengo en el arcén... y otro silbido y otro y otro y otro... Y mis amigos que me ven y se acercan a ver que ocurre...y siguen los silbidos. otro y otro y otro... con calma, abro una de las alforjas y saco mis herramientas, la secuencia  de silbidos no cesaba, repetitivo, molesto... Con ayuda de una llave fija desmonto el asiento y busco en el hueco hasta que localizo mi objetivo. El sonido cesa de inmediato.
-Ya está, dije mostrando un fusible ante la atónita mirada de los presentes.

 Era la puta alarma





2 comentarios:

  1. Muy bueno compañero, me encantan tus historias, son la mar de amenas y simpáticas, aparte de pasar un agradable leyéndote!

    Un abrazo (Soy Javi García, de FaceBook)

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  2. Gracias Javi, me alegra un montón que te diviertan mis historias.

    Un fuerte abrazo

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